
En otras ocasiones, la felicidad se da como un estado continuado y no puntual, y esto es porque nuestra vida es como una balanza en la que está a un lado las cosas alegres, bonitas e inolvidables y en el otro las cosas tristes, feas, las preocupaciones, y si es lo primero lo que más pesa seremos felices, pero es nuestra capacidad de que pese más la alegría es lo único que debe importarnos, porque está en nuestras manos.
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