Happiness hit me

¿Y cómo no iba a estar viendo el partido? Claro que sí, porque soy del Madrid (A MUERTE), aún así, debería estar haciendo otras cosas: secarme el pelo, concentrarme en escribir la historia... Pero no, el fútbol tiene poder sobre todo. Y me gusta, claro que me gusta, pero me encantaría que no me gustase. Que me diese igual todo, que me dijesen el nombre de un jugador y no lo conociese, pero mi corazón está teñido de blanco todo el año y, a veces, es rojo. Al fin y al cabo es un deporte estúpido. 22 tíos corriendo detrás de un balón para meterlo entre tres palos. ¡Es realmente estúpido! Pero me encanta. Tengo que reconocerlo. 

Pero ahora mismo tengo más cosas en mente, como que, por ejemplo, MAÑANA ES EL ESTRENO DE LA OBRA. Sí, para todo mi colegio, mis compañeros, profesores, para los franceses... Esto es demasiado, confío en mí misma, porque no voy a fallar, no se me va a ir ningún pie, ningún movimiento, nada. Ya actué en el Gran Teatro y no pasó nada. Este año tengo un papel mejor, un papel que me gusta más, un papel con el que estoy cómoda. Mañana voy a salir al escenario y voy a darlo todo, aunque pierda el Madrid, aunque mi madre no esté allí para verme, mañana me voy a ganar una gran ovación. Porque mañana es un día muy especial. Podemos llamarlo casualidad, coincidencia o, tal vez, destino; porque mañana, mañana es el cumpleaños de la mejor, la mejor de las mejores, de mi ídolo, de mi modelo a seguir, mañana es el cumpleaños de la gran Audrey Hepburn.