He preparado el mejor camarote que había libre. Pétalos de rosas haciendo un camino hasta la cama. Velas aromáticas rojas por toda la habitación. Y champán. Era su primera vez. Estaba tan nervioso. Ha sido muy dulce y delicado. Creo que ha sido una primera vez perfecta. No como la mía. Benjamin es suave, dulce, tranquilo… En cambio lo que pasó aquella noche en el baile de los Weaver fue un simple acto pasional. No voy a negar que no me lo pasase bien, pero creo que una primera vez tiene que ser como esta noche. Sus besos eran de color celeste, o rosita claro. Su mirada tenía pasión, pero no la despilfarraba. Y la guinda del pastel ha sido cuando yo le he dicho que le quería. No lo tenía planeado, pero todo necesita un toque romántico. Cuando todo acabó y me ha acariciado la espalda y me ha dicho que no quería vivir sin mí, me ha dado las gracias y me ha besado he sentido algo extraño. Algo nuevo. He notado como una mariposa ha entrado en mi estómago. Solo espero que se vaya pronto. No quiero volver a pasar por el enamoramiento. Es tan efímero y doloroso. Además, con Ben todo es diferente. Sé que nos vamos a casar. Así que no necesito enamorarme. Mi madre estaría orgullosa. Estaría. Porque ya no lo está. Ahora tengo una mariposa con una Be en mi estómago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario