Salió apresurada del salón y subió a toda prisa los escalones. Le había hecho daño. Le había hecho daño de verdad. Ahora no fingía. Porque no me miró a los ojos. Porque lloró. Porque montó un escándalo. Porque nombró a Catherine sin necesidad. Y a su madre. Y yo sabía que su madre y ella tenían una relación muy extraña. Y que nunca la mencionaba. Ni tampoco hablaba de su hermano en mi presencia. Y nunca había sido tan sarcástica conmigo. Y porque se había ido corriendo. Levanté la vista al techo. ¿Pero qué había hecho? Era el amor de mi vida y yo la acababa de herir de muerte. Había roto su corazón. Tenía que hacer algo. Y pronto.
Subí. Ella estaba tendida en la cama, bocabajo y mirando a la pared. Me acerqué.
- No llores. Por favor. No llores, no lo hagas. No te tortures. Escucha, te amo. Me da igual todo. Te amo tal y como eres. Te amo por cómo eres. Te amo porque me conquistaste contra todo pronóstico. Te amo porque cuando estoy contigo me muestro tal y como soy. Te amo porque has conseguido hacerme feliz en un mundo al que odio pertenecer. Te amo porque has conseguido derribar todo lo que yo pensaba sobre las mujeres. Te amo a pesar de tus juegos, de tus venganzas. Te amo a pesar de lo que piense todo el mundo. Te amo y por eso no dudaré nunca de ti. Porque mi amor se ha convertido en un amor que se ha vuelto resistente a los años, que es tan grande que ni la bala de cañón más grande del mundo podría romper, porque es duro, porque es resistente y, sobre todo, porque es nuestro. Y porque pase lo pase, venga lo que venga, hagas lo que hagas, o haga lo que haga jamás dejaré de amarte como te amo ahora. Porque solo estando contigo soy feliz, porque solo necesito estar contigo para sentir que mi vida tiene sentido, porque solo te quiero a ti, porque sin ti yo no quiero vivir. Y me da igual lo que hagas, me da igual cómo seas, porque solo siendo como tú eres consigues que yo sea feliz.
-Ben… yo…- musitó perdida en la inmensidad de mis ojos marrón chocolate.
-No digas nada. Olvídalo todo. Seamos solo tú y yo. Como aquella noche en el barco. Como la primera noche.
Pasé mi mano por debajo de su cuello y la levanté. La besé como si esa fuese la primera vez.
No hay comentarios:
Publicar un comentario