A veces salto sin razón. Simplemente exploto y digo cosas sin sentido. Luego pienso. No las he querido decir. Pero el daño está hecho y mi conciencia lo sabe. Y llega la parte difícil, pedir perdón y no soy capaz. Así que te dejo un discurso, una disculpa, un arrepentimiento, como quieras llamarlo.
Siempre lo has sido y siempre lo serás, te juro que nada nos separará NUNCA.
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