Curvas.

Y allí estaban, sentados uno al lado del otro, a él le gustaba ella, a ella le gustaba él, pero no lo sabían, no lo admitían, no querían admitirlo. La situación era incómoda, ellos pensaban que se odiaban, que no se podían ni ver. Polos opuestos, se evitaban, pero algo les unió aquella tarde, un simple lleno en un autobús hizo que se sentasen juntos. Las curvas eran cada vez más cerradas y casi imposible que no se tocasen, una distracción de ella provocó que se rozaran, solo eso bastó, la distancia entre sus caras, la de un beso y sus miradas clavadas una en la del otro, las curvas pasaron y ellos seguían así. Él apartó el pelo rubio de la cara de ella, ella le acarició la cara. Juntos, rompieron la distancia que les separaba y se fundieron en un beso.