Lo recuerdo. Llegué a mi clase y no se hablaba de otra cosa. La oración de la mañana se dedicó a lo que pasó. Si niños de 8 años sabían lo que ocurría era porque era algo grave, MUY grave. Era un jueves. Yo tenía clase por la tarde y no pude saber con exactitud lo ocurrido hasta por la noche. Me asusté, pero no supe ver la gravedad del asunto. Era una niña que no entendía nada. Solo sabía que habían puesto una bomba y que habían muerto muchas personas.
Lo que pienso ahora es tan distinto. Lo puedo ver. Tengo madurez suficiente como para darme cuenta de que es un atentado, de que decenas y decenas de personas murieron injustamente a manos de unos asesinos que solo buscan su propio bien, porque no se diferencian tanto de los locos esquezofrénicos, porque lo suyo es muchísimo peor, porque no tienen ningún problema mental (diagnosticado). Y porque no tenían derecho. Desde aquí, transmito mi apoyo a las familias y a los propios afectados. Y os dejo una canción, que aunque la he escuchado más de cien veces, me sigue poniendo los pelos de punta.
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