Me encantaría coger una estrella y hacerla mía. Ponerle mi nombre y guardarla en algún lugar seguro de mi habitación. Un lugar seguro y secreto. Cuidarla sin que nadie supiese de su existencia. Mirarla, observarla con cuidado, ver como cambia poco a poco... y un día, quizá lejano o quizá cercano soltarla, y verla volar con las demás, colocándose en un sitio donde todos pudiesen verla. Y entonces, un día, tumbada en el césped, tú me dijeses,
mira, esa estrella nos está sonriendo.
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