Hoy me han dicho que te han visto. Quiero verte. Verte y mirarte a los ojos. Y saludarte. Quedarnos hablando cinco, diez, veinte minutos, porque quedan tantas por contarme y que me cuentes, tantos ratos y pasiones por vivir a tu lado.
Pero estoy a nada de rendirme. Sí. Rendirme. Sé que si me rindo estaré toda la vida preguntándome que habría sido de nosotros si no me hubiese rendido, sé que mis amigas dirán que soy una tonta, pero es que no sé, tienes algo que me desconcierta, y, a decir verdad, lo quiero saber, pero... No me siento muy agusto cada vez que veo que tardas en contestarme, o cada vez que te vas y yo me quedo pensando en lo que debería haberte dicho.
Tanto te cuesta decirme algo claro?
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